Unas 240 personas de la Mina habrán visto la obra de teatro Una historia catalana, de Jordi Casanovas, que se representa estos días en el Teatro Nacional de Cataluña (TNC). Gracias al proyecto social iniciado por esta institución cultural con el objetivo de "acercar, a través de las artes escénicas, la cultura y la lengua a la ciudadanía que aún no se ha incorporado plenamente", varios colectivos del barrio han disfrutado de este ... .
western trepidante que discurre, en parte, en el contexto de la Mina de los años 80. La iniciativa del TNC contribuye, así, a hacer efectivos los derechos y deberes en el ámbito cultural que recoge el Estatuto de Autonomía de Cataluña (2006), según el cual "todas las personas tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a la cultura y al desarrollo de sus capacidades creativas individuales y colectivas ".
Y, al terminar la obra se muestran satisfechas. Les ha gustado, lo han encontrado divertida y dramática a la vez, y no se les ha hecho larga una obra de teatro que dura tres horas. Ahí es nada, contando que para la mayoría era la primera vez que iban al teatro. "La parte de la Mina es la más divertida", dice María, añadiendo, "creo que los actores lo hacen muy bien, tal como hablan y se mueven es muy creíble. Sí, que me recuerda la época aquella en el barrio ". De hecho, el nombre del barrio no se utiliza en ningún momento durante la representación, pero se le identifica por los referentes que se dan. La Dolores comenta que ella iba un poco a la expectativa "porque de la Mina se ha hablado tan mal, tantas veces, y nos han colgado el sambenito por lo que ha pasado y por lo que no hay pasado, que. .. ". Pero ha encontrado que "está bien tratado y con respeto" y pasará la voz a los que aún no han ido, para que aprovechen esta oportunidad y no se lo dejen perder. El programa socioeducativo Acercar cultura de los principales equipamientos culturales está dirigido a los usuarios de los centros y servicios sociales que trabajan con personas en riesgo de exclusión social. Y, es una experiencia de inclusión accediendo a la mejor programación de música, teatro y danza, compartiendo sillón con el público habitual del espectáculo. Incluye un servicio de atención personalizada a los grupos del sector social, que facilita la tarea de los educadores a la hora de hacer la elección, selección y reserva de espectáculos, y preparar la salida. También ofrece asesoramiento, organiza sesiones informativas sobre la programación trimestral, y elabora material de preparación. En el caso de los grupos de la Mina, donde hay desde jóvenes hasta abuelas, también ha colaborado el TRAM subvencionando algunos de los viajes para los jóvenes con menos recursos.
Una historia catalana se representa en la Sala Grande del Teatro Nacional durante seis semanas hasta el domingo, 7 de abril, y es obra del joven autor, Jordi Casanovas que también la dirige. De él, Sergi Belbel, director artístico del TNC, dice que "es, seguramente, el autor más intrépido, valiente, arriesgado y sanamente ambicioso de todos los que conozco. Y, tiene los ojos puestos en el espectador ". Belbel, añade que "sabe tratar cuestiones muy nuestros sin ningún pudor, con una energía y una sabiduría escénica impresionantes". Jordi Casanovas (Vilafranca del Penedès, 1978) dice que mira a la historia presente y reciente del país para comprender más cómo somos y de dónde venimos, "de alguna manera-explica-, intento buscar la identidad catalana reciente". La trama, situada en tres mundos diferentes, transcurre a lo largo de veinte años, desde la transición hasta el postolimpisme, los Juegos del 92. "A mí me interesa ver la parte oscura de esta época, de la que se ha hablado menos. Es por ello que, en vez de centrarme en las grandes historias del centro del país, en los grandes relatos, me desplazo a la frontera. Hablo de un espacio salvaje, los Pirineos, y después de otra frontera: los suburbios del desarrollismo, barrios como la Mina, donde ha crecido toda una población que venía mayoritariamente de la inmigración y que se ha sobrepuesto a la miseria por imcorporar a la sociedad catalana. Y Nicaragua, un país que acaba con una dictadura de manera muy diferente a como se acabó en nuestra casa. (...) Tres espacios fronterizos, ideológicamente y físicamente hablando ".
Luis Calanda Martínez "El Cala"
Sobre el personaje que viene del barrio, el autor dice que "es un personaje que ha tenido que subir desde la miseria. Y, lo ha tenido que hacer a base de maniobras y negocios ilegales. Pasa de ser un ladrón de cuarta categoría a dirigir una inmobiliaria, que es la que quiere comprar la montana de los Pirineos para hacer una gran estación de esquí. Este personaje arrastra un trauma: no ha sido aceptado como catalán. Y está convencido de que para que la acepten como tal debe comprar Cataluña. De manera literal. "Como se trata de una gran historia de aventuras donde no faltan importantes momentos de alta tensión, porque sino no se explicaría que los personajes fueran capaces de hacer lo que hacen, el autor plantea obra como un western. "Porque el western-según Casanovas-es un relato tipo que explica cómo se creó la nación americana, qué tensiones se tuvieron que superar para llegar a alcanzar una identidad propia. En el caso de Cataluña, hemos vivido no hace mucho momentos de mucha tensión y mucha negociación política, en la época simbólica que la caída del régimen dentro de la Barcelona olímpica ". Y, en cuanto al espacio que rodea la trama, añade, "una montaña, al fin y al cabo, también puede ser un lugar desértico, una zona que se rige por una ley propia". Y desde este punto de vista, Casanovas recuerda, que los Pirineos habían sido zona de contrabandistas y pistoleros. Como el barrio de la Mina, que también tiene su propia ley, pistolas y navajas. Lo mismo ocurre con la Nicaragua pre-sandinista, un lugar lleno de emigrantes catalanes en busca de un paraíso posible, un país que se convierte, también, un espacio fronterizo. Tres fronteras en un solo país. Y, hablando de emigrantes, inmigrantes y autóctonos, y de la búsqueda de la identidad catalana reciente, Jordi Casanovas, asegura "pasan los años y cada vez tengo menos claro qué es ser catalán. Emigrantes, inmigrantes y autóctonos. Tres son tres, sus identidades. "
Por su parte, los actores son, a la vez, malabaristas. Diez actores que se hacen cargo de interpretar 23 personajes, saltando de uno a otro, repetidas veces, cambiando de identidad, ropa, registro y, incluso, de idioma. Lluïsa Castell, David Marcé, Pep Cruz, Borja Espinosa, Andrés Herrera, Alicia Pérez, Vicky Luengo, Lurdes Barba, David Bagés y Mariona Ribas, conforman el reparto de esta obra de embargadura, hecha a medida para la Sala Grande del Teatro nacional de la que saca todo el partido posible. La obra termina con 300 personas del público en el escenario, a cuatro bandas, donde el espectador forma parte de la escena y los actores se mueven en medio.
El proyecto social del Teatro Nacional, es, actualmente, uno de los más importantes y en el que se están vertiendo todos los esfuerzos posibles para facilitar el acceso a la cultura de toda la ciudadanía. Inaugurado en 1996, el TNC nació con el objetivo básico de consolidar una oferta teatral de alta calidad de ámbito nacional e internacional, con la capacidad de riesgo y la voluntad de servicio propia del teatro público, velando por el interés cultural, artístico y social de su programa, y ello pasando por encima del interés económico, de las leyes del mercado y de cualquier otra imposición o servidumbre que puedan condicionarlo. El TNC tiene la misión de lograr un abanico de público amplio y diverso, acogiendo la diversidad cultural y lingüística creciente del país. Así es como, gracias a la iniciativa del TNC, con la colaboración del Consorcio, la comunidad del barrio de la Mina de Sant Adrià ha podido beneficiarse de este programa y disfrutar de un gran espectáculo. Además, con una obra que recoge parte de su historia.
Fotos: David Ruano (TNC) / / Consorcio