El Consorcio reorienta y amplía el proyecto dedicado a las comunidades de vecinos, tal como se indica en la nueva definición de su propio nombre. Se trata, pues, del Proyecto de apoyo y asesoramiento a las juntas de escala, mediación de conflictos comunitarios e intervención en el bloque de la calle Venus que mantiene como objetivo primero la cohesión social, que siempre le ha inspirado. Su trabajo en el ámbito social, se centra en el desarrollo de hábitos cívicos, la organización de espacios comunes y la mejora de la convivencia, fomentando la organización vecinal de las escaleras y la resolución autónoma de las dificultades y conflictos que se puedan generar, mediante procesos educativos de acompañamiento y asesoramiento, siempre adaptados, como son todos los proyectos que cuelgan del Plan de Transformación, a la diversidad de los vecinos de la Mina.
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En este barrio de Sant Adrià de Besòs, hay 2.721 viviendas, agrupados en un total de 126 escalas. De estas, 72 son de la Mina Vieja donde los edificios son más pequeños y tienen menos vecinos por escalera, y 54 son de la Mina Nueva, donde las comunidades de vecinos agrupan 40 familias por escalera. Seis de estas escalas de la Mina Nueva, suman un total de 244 viviendas, y pertenecen al edificio de la calle Venus al que el proyecto prevé dar una atención especial, por estar afectado por las obras del Plan de Transformación y presentar dificultades de tipo social y de convivencia. En las 126 escaleras que el equipo del proyecto ha atendido desde que se puso en marcha en 1999, se suman ahora cuatro nuevas escalas que se han constituidos con las primeras familias realojadas de los bloques de las calles Marte y Levante, también afectados por la transformación del barrio.
Al inicio de esta nueva fase del proyecto, el equipo de juntas, formado por cuatro personas, ha hecho una prospección escalera por escalera para determinar la situación de cada una de ellas y actualizar su clasificación, en función de la capacidad que tienen de autogestionarse. De modo que de las 126, únicamente, diez de ellas, necesitan una alta supervisión y asesoramiento profesional y continuado. En los demás casos, se hace mediación de conflictos, si se da el caso, y asesoramientos puntuales para la organización y gestión. El método de trabajo son las entrevistas y visitas individualizadas a domicilio, reuniones y asambleas de vecinos, acompañamiento y asesoramiento en la gestión y en la resolución de conflictos y el apoyo en la organización de las escaleras. Paralelamente, con esta ampliación del proyecto, se establecen coordinaciones con la empresa municipal Pla de Besòs, como gestora de las viviendas que es, los servicios sociales y los diferentes proyectos que trabajan en el territorio.
Una actuación integral en las comunidades de Venus
En el caso de las seis comunidades del edificio de la calle Venus, se ha previsto una intervención integral. Se empieza por hacer un diagnóstico social de cada una de ellas para establecer las relaciones sociales que existen, detectar posibles colaboraciones por parte de los vecinos, y sus necesidades especificas. El trabajo comienza a nivel individual, para luego pasar a crear pequeños grupos de trabajo y llegar a implicar al colectivo, de modo que los vecinos sean los protagonistas de la gestión y de la transformación del barrio. Y, en el caso de los vecinos que han ido a vivir a los pisos de realojo, se trata de acompañar la organización de estas nuevas comunidades, facilitarles la información y las herramientas necesarias para crear estructuras de gestión autónoma, que en el hora deben dar sentido de pertenencia y hábitos de convivencia y civismo. En definitiva, se trata de continuar con el proceso socioeducativo y organizativo que ha sido desarrollo a lo largo de los últimos trece años, con el fin de capacitar estas comunidades de vecinos y corresponsabilizarse en el uso, mantenimiento y gestión de los espacios que comparten, para contribuir así a la mejora de la participación y convivencia en el barrio. La organización de la comunidad de vecinos y la participación de los miembros de ésta en las decisiones que les afectan, es el principio del ciudadano democrático. Es la práctica del sistema democrático llevado a la mínima expresión, el más próximo y directo al ciudadano. Y, el ejercicio de ponerse de acuerdo, es una escuela para las relaciones sociales y la experiencia real de que juntos se pueden conseguir muchas cosas.
Los principales conflictos que se dan entre vecinos son las humedades provocadas por fugas de agua en un piso que afecta al del vecino, problema que se agrava cuando no hay un seguro que cubra los daños. Con el fin de resolver esta cuestión el equipo de juntas de escala está preparando una campaña para fomentar la contratación de seguros de hogar por parte de los propietarios de los pisos. Otro tema que puede ser problemático, es la limpieza de los espacios comunes de la comunidad. En la Mina se da a menudo el caso de que quien hace la limpieza suele ser una persona de la misma comunidad, y actualmente, con la difícil situación de desempleo que sufren muchas familias del barrio, los 240 € al mes que se pagan, son muy golosos y se han dado casos en que de manera irregular se ha querido cambiar la persona de la limpieza. Y, un problema histórico, ahora agravado, es el del impago de las cuotas. Ante estas situaciones, las formas de intervención del equipo de apoyo y asesoramiento han ido adaptando, a veces con dosis de imaginación. En el caso de los morosos de larga duración que ya se sabe que difícilmente se pondrán al día, si es posible, se les propone devolver la deuda en especies, por ejemplo comprometiéndose a hacer gratis la limpieza de la escalera.
La clave de bóveda es la corresponsabilización
Ahora bien si no se llega a una solución pactada, el mismo equipo de mediación terminará proponiendo a la comunidad que ponga en marcha un proceso monitorio ante el juez en el caso de los impagados. Hasta la fecha se han puesto en marcha tres, pero hay una gran reticencia entre los vecinos a hacerse corresponsables para sacar adelante la vía legal. Y, justamente la corresponsabilidad es lo que se persigue. Como equipo y metodología de trabajo ha evolucionado de la intermediación, que no deja de ser una gestión y no conlleva corresponsabilidad por parte de los afectados, hacia los "espacios de convivencia". En este caso se trata de invitar a sentarse en un espacio neutral y alrededor de la misma mesa todas las partes implicadas en el conflicto, más el presidente de la comunidad y, incluso, familiares de las partes, para, dialogante y negociando, encontrar la solución. De entrada, es un proceso más lento, pero los resultados son mucho mejores y efectivos. El espacio de convivencia da la posibilidad de tratarse de igual a igual y de ponerse en la piel del otro, para abordar conjuntamente el problema y llegar a una solución. Por otra parte, también está dando muy buenos resultados el programa de acompañamiento a los nuevos vecinos, ya que a través de Plan de Besòs, se comunica al equipo de apoyo su llegada ii éste organiza un primer encuentro con el presidente o presidenta de la escalera donde han ido a vivir para que se conozcan y les informen de las normativas de funcionamiento de la comunidad, sus deberes y obligaciones, como es el caso del pago de las cuotas. Esta primera reunión está funcionando como medida preventiva de conflictos y contribuye a la integración de la nueva familia en el vecindario, evitando su aislamiento, especialmente, cuando se trata de personas de origen extranjero. Los resultados son tan positivos que, en más de un caso, al poco tiempo del traslado de la familia a la comunidad, uno de sus miembros se ha visto en corazón de asumir la presidencia de la escalera contando con la asesoramiento y acompañamiento del equipo de técnicos, ya veces ha sido posible tener la colaboración de algún otro vecino que ha ayudado en este proceso integrador.
El vecino tipo del barrio de la Mina es una persona de clase trabajadora, que llegó con los primeros realojos de principios de los años 70, y que por tanto se encuentra próximo a la jubilación o ya lo está, cuyos hijos han ido a vivir fuera del barrio. La población joven de la Mina lo aportan, principalmente, las familias de la comunidad gitana que representan un 30% del total de la población y que se dedican mayormente a la venta ambulante. Así, además de la campaña para fomentar la contratación de seguros para el hogar, el equipo técnico que lleva el proyecto, prepara una campaña para implicar a los jóvenes en la participación en las estructuras organizativas de las comunidades de vecinos. Esta iniciativa se llevará a cabo en colaboración con el servicio Espacio Joven, también del Consorcio, dedicado a la educación en el tiempo libre de la juventud del barrio, para buscar el mejor lenguaje y manera de llegar a ellos.