Un pequeño grupo de profesores y estudiantes de arquitectura de la Universidad Federal de Maranhão de Brasil ha incluido en su programa de una semana de estudios en Barcelona, una jornada de presentación del Plan de Transformación del barrio de la Mina, organizada por consorcio. Esta tuvo lugar el pasado 15 de enero, y se centró en los aspectos del planeamiento que se tuvieron en cuenta a la hora de preparar la intervención en el barrio y en la actuación posterior que se ha desarrollado desde la perspectiva del urbanismo social. La jornada constó de una ponencia a cargo del arquitecto, Sebastià Jornet, y de una visita guiada para ver in situ los resultados del Plan de Transformación.
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Sebastià Jornet es miembro del despacho asociado Jornet • Llop • Pastor dedicado al desarrollo de proyectos de arquitectura y urbanismo fundado en 1988, y que ha abordado una amplia diversidad de trabajos en los ámbitos del territorio, la ciudad, el paisaje, la gestión urbanística del espacio público, la arquitectura y el proyecto urbano. Uno de estos ha sido el Plan Especial de Reordenación y Mejora del barrio de la Mina y Modificación del Plan General Metropolitano, sobre el que se basan las actuaciones urbanísticas del Plan de Transformación que dirige y ejecuta el Consorcio. Jornet es además profesor asociado del departamento de urbanismo y ordenación del territorio de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona de la Universidad Politécnica de Cataluña. En su ponencia destacó la importancia de analizar con detalle los elementos de partida antes de desarrollar un proyecto y de hacer cualquier intervención arquitectónica o urbanística. Él habla del diagnóstico y el análisis como dos herramientas a aplicar con precisión si se busca el éxito y la viabilidad.
Tres estudios fundamentales
Es por ello que una parte importante de la exposición se centró en los estudios y los indicadores que se utilizaron para analizar el barrio de la Mina, previos al desarrollo del Plan Especial, y que en el caso de los indicadores, él considera válidos para cualquier operación. En cuanto a los estudios previos, hubo un estudio social y antropológico, un estudio técnico del parque de viviendas y un estudio urbanístico, preparado por el equipo de Jornet. El primero dejó claro que el barrio soportaba un cúmulo de problemáticas sociales derivadas principalmente del bajo nivel económico y formativo de su población, y muy especialmente por la venta y consumo de drogas. Asimismo, estableció sobre unas cartografías donde se encontraban localizados los principales focos del problema y, incluso, se clasificaron las escaleras de vecinos en función de su problemática. El estudio técnico sobre la vivienda fue mucho más positivo. Determinó que éste estaba formado por pisos bien construidos con una buena distribución y ventilación, que además gozaban de buena salud, a diferencia de otros polígonos de viviendas construidas en la ciudad de Barcelona, también durante la época de los años 60 y 70. Finalmente, el estudio urbanístico de base, contradecía algunas voces, bastante mayoritarias, que postulaban la imposibilidad de rehabilitar el barrio para sacarlo de su marginalidad. Jornet y su equipo concluyeron que la Mina, al inicio del siglo XXI, podía ser un buen lugar para vivir. Básicamente, porque, por un lado, la ciudad de Barcelona había orientado su crecimiento urbanístico en los últimos años hacia su extremo norte oriental y, en consecuencia, había acercado su centralidad, con el desarrollo de la zona Forum, y por otra por su proximidad al mar, que una vez eliminadas varias instalaciones industriales que habían ocupado el litoral barcelonés, lo hacían más accesible a los vecinos y vecinas de la Mina.
Indicadores con validez universal
Paralelamente, se trabajó en estudiar siete indicadores que hacían referencia a: la localización y el contexto del barrio, la condición social, la habitabilidad, la densidad, la calle y sus actividades, los equipamientos y servicios públicos, y, finalmente, los espacios libres. Los tres primeros iban directamente ligados a los tres estudios preliminares, y en base a estos se podía afirmar que, el entorno del barrio de la Mina se desarrollaba en todas direcciones (Foro, 22 @, parque fluvial del Besòs y Sagrera) y que no se podía hablar de infravivienda en la Mina cuando los pisos eran de un promedio de 64m2 y estaban bien construidos. En referencia al indicador de densidad de población, también desmentía que éste fuera el problema, y haciendo cuadros comparativos se veía que Ciutat Vella presentaba índice mucho más altos y que incluso el Eixample de Barcelona multiplicaba por dos la densidad de la Mina. Así pues, el problema no era de densidad sino de diversidad. Y, por lo tanto no se podía considerar un "ecosistema" urbano porque no había intercambio y relación con el resto de barrios del entorno.
Por lo que respecta a la calle y sus dinámicas, que, en opinión de Jornet, determina, en gran medida, la calidad de la ciudad y es allí donde se hace ciudad, porque es donde se produce el intercambio y la relación, gracias al comercio y los servicios; en la Mina observaba que la actividad se daba en espacios cerrados, ya que las entradas a las viviendas y en las tiendas eran los espacios entre bloques y no por las calles principales, y ello en palabras de Sebastián Jornet es la negación de ciudad. Un nuevo indicador analizaba los equipos y los servicios públicos. En este caso se constataba que en la Mina había de todo, equipamientos deportivos, educativos y culturales, además de servicios, pero que en el entorno de los mismos no se genera intercambio porque son utilizados en exclusiva por la población del barrio . No hay equipos de significación que atraigan gente de los barrios vecinos. El último indicador hace referencia a los espacios libres, y una vez cuantificado observa que únicamente un 15% del conjunto del barrio está ocupado por viviendas y equipamientos, y que el resto, un 85%, es espacio libre, pero que éste no es de calidad y que no es disfrutado por la comunidad de vecinos y vecinas. Finalmente, en este proceso de desarrollo del Plan de reordenación y mejora, el equipo sometió las primeras propuestas a la opinión de los habitantes del barrio que aportaron sugerencias, muchos de los cuales fueron introducidos en el proyecto final, como es el caso del cambio de ubicación de la nueva escuela de infantil y primaria. Alguna demanda, sin embargo, que contradecía el principio de diversidad en que se basa el Plan de la Mina, fue de las pocas que se desestimó.
Como complemento a la exposición de las actuaciones de reordenación y urbanísticas, se presentaron los diversos ámbitos de intervención del Plan de actuaciones social que es el otro gran eje del Plan de transformación del barrio de la Mina: la formación y la inserción sociolaboral, la conciliación de la vida familiar y laboral, el desarrollo económico local, la participación y el desarrollo comunitario, la convivencia y el civismo, el apoyo social y educativo a la comunidad y el civismo en el espacio público. Durante la visita guiada se mostraron varios ejemplos de la relación entre el urbanismo y la actuación social, que entrelazados en la transformación del barrio de la Mina: la escuela y el instituto, la instalación de 30 ascensores, los nuevos equipamientos, la llegada del tranvía o la apertura de calles de conexión con el entorno, con su funcionamiento diario orientan sus actividades a la mejora de la calidad de vida de sus usuarios.