El Plan contra la obesidad infantil que está en marcha en la Mina tiene por objetivo final reducir los casos centrado en la franja de cero a catorce años. Tal como se hizo constar en las primeras sesiones de presentación, las estadísticas son alarmantes y los porcentajes más altos de toda Cataluña. Cuatro de cada 10 niños tienen sobrepeso y las cifras de obesidad doblan la media del país.
Tras una primera fase formativa dirigida especialmente a los profesionales de la salud, de los servicios del ámbito social y, a las entidades y asociaciones del barrio, en los próximos meses se pondrá en marcha una campaña de difusión para hacer llegar a la población general los principales mensajes para luchar contra este problema de salud. Hay que dejar claras las consecuencias de la obesidad y el sobrepeso en los niños y su gravedad. Dificultad para respirar y, por tanto, ahogo, somnolencia, problemas ortopédicos, transpiración excesiva, e hinchazón de pies y tobillos. A los trastornos físicos que, además, son incapacitantes para la actividad física y de desarrollo, hay que sumar los problemas psicológicos y sociales. Tales como la discriminación y el aislamiento del grupo, las dificultades para relacionarse y jugar con los demás, la angustia y la baja autoestima que también crean introversión y bajo rendimiento escolar.
Alimentación y actividad física
La alimentación es importante ya desde antes de nacer. Es necesario que las mujeres embarazadas cuiden especialmente su alimentación, incluso, un tiempo antes de la concepción. Y, después del nacer es uno de los factores principales para la salud, el bienestar y el crecimiento saludable del bebé. Siete de cada diez recién nacidos reciben lactancia materna durante los tres primeros meses. La recomendación, sin embargo, es que se haga en exclusiva y en demanda hasta los seis meses, y a partir de esta edad complementada con otros alimentos (ricos en hierro) hasta los dos años, o hasta que madre y niño lo deseen. Llegados a los seis meses se pueden incorporar todos los alimentos, que deben ser frescos y no condimentados, se recomienda hacerlo paulatinamente, con una diferencia de entre tres y cinco días de uno y otro para poder detectar posibles intolerancias. La leche materna, hasta el primer año de vida, debe ser la principal fuente de calorías y nutrientes de la alimentación del niño.
El otro factor clave es la actividad física. Un estilo de vida sedentario potenciado, actualmente, por la afición de niños y jóvenes a las tecnologías, ligado a un descontrol horario y la falta de horas suficientes de sueño, se suman a los factores de riesgo para crear niños y futuros adultos obesos . Esto, significa, en muchos casos, convivir con diabetes, enfermedades cardiovasculares, cánceres y artrosis entre otras posibles padecimientos. Según datos que publica la Agencia de Salud Pública de Cataluña, cada año en el mundo, más de 2,8 millones de personas mueren prematuramente por obesidad o sobrepeso.
El plan en marcha, plantea que la lucha contra todo ello se ha de sostener sobre tres patas: la familia, la escuela y la comunidad (barrio), y que debe tener estrategias de prevención de amplio espectro, teniendo en cuenta aspectos individuales y del entorno. Aquí todo cuenta. Tal y como hemos apuntado, la alimentación, la actividad física versus el sedentarismo y las horas de sueño, pero también el apoyo emocional. El modelo de atención sanitaria está centrado en el niño y la familia para apoyar sin presionar y haciendo un trabajo escalonado y progresivo. Al mismo tiempo cuenta con una comunidad implicada para que sea un entorno promotor de salud. La escuela, el municipio, las entidades sociales y el sistema sanitario, que deberán trabajar juntas y coordinadas.