El alcalde de Sant Adrià, Joan Callau, anunció ayer durante el acto de homenaje a la infatigable luchadora por los derechos sociales, en especial, de los niños y las mujeres, que el Ayuntamiento hará hija adoptiva a María Ángeles Rosell y Simplicio a quien también se dedicará una plaza en el barrio de la Mina. La que se construirá frente al nuevo CAP.

 

 

 

 

El acto fue organizado por la Asociación de mujeres Adrianes que ella misma creó, en 2001, y de la que fue presidenta hasta su muerte en marzo del año pasado. Coincidiendo con la puesta en marcha del Plan de transformación de la Mina, Àngels detectó la inexistente participación de las mujeres en la vida asociativa y comunitaria del barrio y ofrecerles un espacio de encuentro y acogida, donde se subieran organizar y ser protagonistas de su realidad. Todo comenzó con la Ángeles yendo a buscar, llamando a las puertas del todos los pisos de la Mina, y animarlos a reunirse para hacerse oír. Ayer fue un día de agradecimiento a la vida y la trayectoria personal de una mujer perspicaz, valiente, generosa y combatiente que ha tocado el alma de muchas personas. Fueron muchos los adjetivos con los que los que tomaron la palabra describió y recordar una trabajadora incansable por la dignidad y la mejora social de las personas más necesitadas.

      

Una guardería para los más desfavorecidos
Su relación con Sant Adrià inicia en los años 60, en los barrios de la Bota y Pekín, donde Rosell fundó una guardería y trabajó para mejorar las condiciones de vida de las familias que vivían allí en barracas. Luego, cuando se construyó el barrio de la Mina y muchas de esas familias fueron trasladadas, las acompañó. Del año 1983 al 1993 fue concejala de Servicios Sociales, periodo durante el cual creó el Casal de la Mujer, uno de los primeros servicios de atención a las mujeres de Cataluña. Su determinación y convencimiento de la lucha por los más vulnerables la llevó a llamar a la puerta de quien en cada momento creyó que podría contribuir a sus causas. En el acto de homenaje, Marta Selva, ex presidenta del Instituto Catalán de las Mujeres, recordaba cuando la fue a encontrar para pedirle su apoyo en la organización del primer encuentro internacional de asociaciones de mujeres de barrios en transformación, celebrada el año 2004. Y, la actriz Montserrat Carulla hacía memoria del día que al abrir la puerta de su casa un grupo de mujeres de la Mina, con Àngels Rosell a la cabeza, le pedían una mano en la lucha contra la droga que los años 70 y 80 estaba haciendo estragos entre sus hombres e hijos. La relación personal pronto se convirtió en estrecha amistad. Ambas se añadían, junto con muchos de los que ayer también estaban en el homenaje, al encuentro que cada Navidad se produce alrededor de la escudilla que preparan las Adrianes para todo el barrio. Otra de las iniciativas de la Ángeles Rosell.

      

El Ayuntamiento iniciará los trámites para hacerla hija adoptiva, una de las máximas distinciones municipales que pueden recibir las personas no nacidas en Sant Adrià, con la que -tal como manifestó el alcalde Callau- se le hace reconocimiento y agradecimiento oficial por su labor en beneficio de la ciudad. Joan Callau destacó su compromiso, bondad y generosidad. Así como la coherencia de que hizo gala a lo largo de su vida entre lo que defendía y su acción social. "Nadie es imprescindible -dijo el alcalde- pero, también es verdad que desde que no hay Àngels este mundo es más salvaje y arisco". Al acto asistió su familia que se mostró conmovida por las muestras de agradecimiento. Su hija, Ada, recordó uno de los principios de su madre "las mujeres haciendo cosas pequeñas y la gente haciendo cosas pequeñas, pueden transformar cosas grandes".

      

Consorcio del barrio de la Mina