En el marco de las salidas socioculturales que realiza el Sitúate, proyecto de la Red de Servicios de Inserción Sociolaboral de la Mina, sus usuarios han podido visitar el refugio antiaéreo del barrio de San Juan de Sant Adrià y el Campo de la bota.
Estas dos visitas se engloban en una línea pedagógica y cultural de recuperación de la memoria histórica, pero también de la memoria familiar y del barrio y del municipio. En este sentido, la primera salida se ha centrado en recuperar los testigos de la guerra civil en Sant Adrià de Besòs y visitar un espacio de cobijo y protección frente a los bombardeos de las aviaciones afines a las tropas fascistas. El refugio antiaéreo, situado en la Plaza Francesc Macià, fue construido en 1938 como demuestra un grabado con la fecha y las siglas de la Confederación Nacional del Trabajo y sirvió para proteger a la población civil durante numerosos bombardeos llevados a cabo por la aviación italiana . Sin embargo, entonces la guerra estaba a punto de finalizar. El aumento de la intensidad de los ataques en el último año de la contienda motivó su construcción. Esta experiencia de construcción colectiva ha iniciado las reflexiones del grupo en torno a la cooperación entre los vecinos y el apoyo mutuo que surge en situaciones extremas. Para finalizar la primera visita, el grupo ha visitado el Casal de Cultura para visualizar y comentar el documental Los Niños del Besòs en el que se recogen los testimonios de la época. El apoyo mutuo, la vida en comunidad, la guerra y la pobreza también han sido uno de los hilos conductores de la segunda visita:
Sin embargo, el Campo de la Bota, aparte de lugar de convivencia, ha sido escenario de ejecuciones y de ejercicios bélicos, mientras el refugio antiaéreo se ha convertido en símbolo de resistencia y de vida. En el Camp de la Bota, actual Port Forum, el Sitúate ha recuperado una memoria histórica, pero seguramente de una forma más íntima y familiar. A grandes rasgos son tres los acontecimientos que marcan el lugar del Campo de la Bota: etimológicamente obtiene su nombre de la presencia de tropas napoleónicas a principios del siglo XIX, que utilizaban el parapeto que había como blanco de campo de tiro , en francés, butte. En segundo lugar, coincidiendo con la Exposición Internacional de 1929, se instalan las primeras familias que construyen chozas. El barraquismo no llegaría a su fin en el Campo de la Bota hasta principios de los años 90. Hay vivirían hasta 5000 personas en pobreza pero en comunidad. Por último, las ejecuciones masivas (unas 1700) durante la posguerra han marcado también este castigado territorio, que a raíz de estos hechos hoy se convierte en lugar de homenaje y memoria.
Memoria historia y personal
Más en particular, algunos de los usuarios del Sitúate han podido recordar sus infancias en el Campo de la Bota, la vida en comunidad y la cooperación que se desplegaba, sus ancestros, las escuelas, las comidas colectivos, las muertos en la vía del tren que pasaba y, finalmente, los traslados hacia la Mina en los años 70 y 80. Para finalizar este recorrido al pasado, los participantes han podido recurrir a otro registro de memoria: el arte posmodernista catalán. Mediante las obras de Isidre Nonell, que pintaba escenas del Campo de la Bota y modelos gitanas que habitaban, ha sido posible recuperar algunas anécdotas más personales. Incluso alguna usuaria ha explicado los relatos que recibía de pequeña por parte de su abuela, que recordaba un pintor tipo, en Nonell, que les pedía permiso para pintarlas de perfil, y siempre con una retribución justa. La memoria, pues, una práctica que trasciende un solo registro y se reproduce a través de la palabra, las imágenes, las construcciones y el arte.
Agradecemos las explicaciones del guía del Museo de la Inmigración, Jordi Vilalta, que nos ha acompañado durante este itinerario. Asimismo, también es de agradecer que en Sant Adrià los espacios de memoria sean abiertos a todos de forma inclusiva, independientemente del nivel cultural, social, económico o de movilidad de cada persona. El acceso gratuito a estos espacios y las actividades culturales y formativas son uno de los pilares para un desarrollo a las actividades culturales y formativas son uno de los pilares para un desarrollo comunitario integral.