El barrio de la Mina fue nombrado en ocasiones durante la Jornada sobre vulnerabilidad urbana y mejora de barrios, organizada por el Instituto Metrópoli y el Área Metropolitana de Barcelona (AMB). Se presentaban las mejoras de medida introducidas en el Índice de vulnerabilidad urbana (IVU), instrumento para la implantación de las políticas públicas, y algunos resultados (2015-2020).
Se considera que con la Ley de barrios (2001) los barrios han ganado centralidad. Y que la "medida" barrio es la que mejor permite a la administración pública dar respuestas adecuadas a las necesidades de la ciudadanía. En relación con la población, los barrios se consideran espacios relevantes, donde se gesta la solidaridad y el sentido colectivo de la comunidad. En cuanto a la intervención de las políticas públicas se sitúan los espacios y servicios de proximidad en concordancia con la población que vive en ella.
El índice trabaja con una combinación de factores que son cambiantes y que operan a diferentes escalas, donde algunos son intrínsecos en el propio barrio y otros lo sobrepasan más allá de sus límites. Existen multitud de factores a considerar: segregación (residencial, socioeconómica y étnica), estructura social, desigualdad social y pobreza, inseguridad y conflictos de convivencia, estigmatización social y territorial, debilidad del tejido comunitario, desafección política, planificación urbanística, estado del bienestar , mercado de trabajo, movimientos migratorios, deficiencias (vivienda, equipamientos y espacio público), efectos de barrio en salud, educación y empleo.
Evolución del IVU
De la primera versión del índice (2016) a la actual (2022) hay un cambio primordial. En lugar de obtener la información de las secciones censales, como en su primera versión, ahora se obtiene íntegramente de los registros administrativos (civil, padrón, mercantil, propiedad, catastro, censo, escolarización...), se introduce el concepto de unidad barrial y se habla de vulnerabilidad relativa (posición de cada barrio respecto a los demás) y de vulnerabilidad absoluta (evolución de los indicadores). Los datos que hoy se pueden ofrecer son los del período 2015-2020, porque algunos de estos registros no se actualizan anualmente. Para medir la vulnerabilidad social se recogen datos sobre: personas mayores que viven solas, número de personas que viven en una misma vivienda, número de rentas bajas, concentración de población extranjera de origen vulnerable, calidad de la construcción de las viviendas, densidad de población , distancia entre precio del alquiler y población sin rentas altas, población joven sin estudios postobligatorios...
Estamos hablando de la confluencia en un territorio de procesos de exclusión social y residencial que son estructurales y generan desigualdad. Que limitan el acceso de quien vive a los mecanismos que le evitarían y le dificultan la movilidad social. Según el informe elaborado a partir del IVU "la concentración de estos factores de riesgo propicia la retroalimentación y genera procesos circulares complejos que perpetúan los riesgos de exclusión sobre la población y los barrios". Se habla, por tanto, del “efecto barrio”, por los condicionantes de vivir en un determinado barrio, que se añade a las limitadas posibilidades de cambiar de posición respecto al resto de barrios. El índice es una fuente de información clave para poder analizar, diagnosticar y diseñar intervenciones públicas de resolución. Un dato importante que aporta es que una de las características de la vulnerabilidad urbana en el área metropolitana de Barcelona es su concentración y persistencia. Y que cuanto más va, más crece, tal y como se detecta en el período estudiado (2015-2020).
Vulnerabilidad concentrada en el eje Besòs
En cuanto a los resultados, el eje Besòs concentra los mayores índices de vulnerabilidad. Concretamente el 77,8% y Santa Coloma de Gramenet con un 54,5% presenta una vulnerabilidad extrema. En este eje también se encuentran Badalona, Moncada i Reixac, Sant Adrià de Besòs, Ripollet y Badia, y en conjunto muestra una leve tendencia a la baja. El IVU de Sant Adrià de Besòs pasó del 16,7% en el periodo (2015-2019) al 33,3% en 2020. La Ribera de Moncada i Reixac, la Mina de Sant Adrià de Besòs y Sant Cosme de El Prat del Llobregat son los barrios más vulnerables en todo el período. La Mina que estuvo en segundo lugar después de la Ribera entre 2015 y 2019, en 2020 pasó al primero. En cuanto al factor que relaciona población con rentas bajas y población extranjera de origen vulnerable en el barrio, el informe considera a la Mina un caso particular porque tiene niveles de población extranjera, no muy altos, similares a Vallbona o Baró de Viver, pero es donde más población vive en situación de pobreza, casi la mitad, similar en el barrio de la Ribera que tiene la mayor cifra de población extranjera vulnerable. Y en cuanto al parque residencial señala que uno de los indicios claros de la intervención del Plan de transformación, es la incorporación de nueva vivienda que "posiciona algunos lugares del barrio en un estatus muy superior" a lo que le caracterizaba.
El mismo informe hace notar que ahora sería necesaria una actualización del cálculo y análisis del IVU, porque los datos disponibles actualmente no permiten evaluar el impacto de la crisis socioeconómica derivada de la pandemia de la COVID-19.