Parece claro que el Plan de Transformación del barrio de la Mina que gestiona el Consorcio gusta, y merece las mejores críticas, incluidos reconocimientos públicos como el Premio Nacional de Arquitectura que va concederle, el año 2006, el Ministerio de la Vivienda, en época de la ministra, Carme Chacón. A razón de aquel premio y de los que se habían otorgado en las dos ediciones anteriores: Plan General de Fuenlabrada (2004) y Plano Territorial Insular de Menorca (2005), el Ministerio ha editado un libro que recojo extensamente los tres proyectos.
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El profesor López Lucio, en la presentación del libro, señaló el reconocimiento que representa esta publicación para unos trabajos que segundos dijo necesitan visibilidad, puesto que las revistas profesionales se interesan más por la arquitectura de los edificios singulares y aislados que no paso por los planes urbanísticos, que trabajan en la planificación y la ordenación del territorio. López Lucio señaló la carencia de regulación o una regulación débil como la principal
responsable de la destrucción de muchas zonas urbanas, así como la carencia de planeamientos a las ciudades; a la hora que criticó los procedimientos administrativos a que se ven sometidos los proyectos arquitectónicos y urbanísticos que demasiado a menudo traen a un bloqueo de las actuaciones que tienen un ámbito general, más global, que va más allá del edificio único. Con respecto al Plan de transformación de la Mina en vano destacar su valentía por salirse de la corrección política e ir a contracorriente, al plantear que la solución no pasaba por desdensificar el barrio sino por mezclar vivienda protegida y de libre mercado, y dotarlo de equipamientos de calidad.
Centralidad, diversidad e intercambio
Por su parte, Sebastià Jornet, hizo un repaso desde la fase más embrionaria del plan de transformación, con los estudios de viabilidad y presa de decisiones, como la de eliminar el espacio central del barrio ocupado por las escuelas, áreas deportivas y centros sociales, que actuaban de barrera arquitectónica entre la Mina Vieja y la Mina Nueva, y crear una gran rambla con nueva vivienda y locales comerciales. El planteamiento básico fue que la Mina es un buen lugar por vivir, cerca del mar, en Barcelona, con el gran parque del Besòs a tocar, y espacios entre los edificios de viviendas que facilitan las relaciones vecinales de la comunidad. El gran problema, y que ha hecho mucho mal al barrio, es la droga que todavía se encuentra en vías de resolución y que pesó a la hora de decidir la ubicación al barrio de la Mina de la comisaría de los mossos de Escuadra en su despliegue en Sant Adrià de Besòs. Jornet recordó que se trata de una intervención bastante radical basada en los principios de centralidad, diversidad e intercambio. Que buscaba aprovechar la vecindad del barrio con la capital catalana, la posibilidad de introducir una nueva arquitectura de volumetrías y alturas muy reducidas en comparación a los grandes bloques que caracterizan el barrio, y conectar la Mina con su entorno un golpe derribado el polígono industrial y abiertas sus principales vías de comunicación.
Con respecto a los aspectos sociales, Carme Ferran, Jefa del Área Social del Consorcio, desgranó cada uno de los servicios y proyectos que se gestionan en beneficio de las personas que viven en la Mina. Orientados a mejorar su calidad de vida, a los cuales cada año se destinan 2,5 millones de euros y trabajan en 234 profesionales. De hecho, el Plano de Acción Social de la Mina, está directamente relacionado con la transformación urbanística, y aun no se entiende el sin el otro. Históricamente, las familias más normalizadas han marchado fuera del barrio y en consecuencia, segundos apuntó Ferran, conseguir la llena normalización del barrio será muy difícil. En algunos ámbitos como la incorporación de la mujer al mundo laboral y la implantación de servicios por facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral, se puede hablar de buenos resultados. En cambio, en de otras se han hecho progresos a medias, como es el caso del comercio local dónde se ha conseguido organizar una Asociación de Comerciantes, pero la realidad actual de las condiciones de los negocios y de los establecimientos dista muy de estar preparada por afrontar la competencia que representa la apertura de grandes centros comerciales a el entorno al barrio y la futura instalación del nuevo comercio a la Rambla.
Financiación europea
Gracias a la financiación europea, a través del programa URBAN (para el que el barrio de la Mina calificaba en todos y cada uno de sus requisitos) se ha podido hacer una planificación a medio plazo y garantizar una unificación de esfuerzos bajo el pacto institucional de las cuatro administraciones que forman el Consorcio (Generalitat de Catalunya, Diputación de Barcelona y ayuntamientos de Sant Adrià de Besòs y Barcelona). La inserción sociolaboral de sectores con baja calificación es uno de los ejes del Plan, junto con el trabajo que se hace con el sector de la venta ambulante por hacer viables estos pequeños negocios familiares.
La convivencia y el civismo es otro de los objetivos básicos del Plan, con la consolidación de las entidades locales y la organización de las comunidades de vecinos. Cuestión que va atada con la mejora de los problemas del ámbito educativo, puesto que sólo un 30% de la población en edad escolar de la Mina asiste a las escuelas del barrio, y el resto opta por escolarizarse fuera. Ante de esto, se buscan nuevas estrategias como fomentar la implicación y vinculación de las familias a los centros de enseñanza (un hogar de niños, una escuela de infantil y primaria, y un instituto de secundaria). Y el trabajo, por consolidar los servicios de educación en el tiempo de libre de niños y jóvenes.
El problema de la droga son reciente de factores externos al barrio cómo puede ser la crisis actual, que hacen oscilar enormemente las cifras de consumo y venta. Se ha pasado de momentos de contención y de haber de atender una población drogodependiente vecina del barrio, y por lo tanto integrada dentro la comunidad y más receptiva a los programas de ayuda, a momentos de más alarma social por la llegada de población extranjera mucho menos controlable y que presenta mucha más dificultad por entrar en el sistema sanitario reglado. Al barrio hay un servicio sociosanitario, por atender estas personas como enfermos y un servicio sociolaboral que trabaja en su recuperación e integración social.El acto se dio por acabado con el homenaje al maestro de arquitectos, Manuel Ribas, a quienes la Agrupación hizo entrega de una pequeña escultura, obra del arquitecto y urbanista, Agàpito Borràs.