¿Qué sabemos de los beneficios de la escolarización temprana, es decir, la que reciben los niños en la guardería y los primeros años de la educación primaria? Averiguar las respuestas era el objetivo de la jornada organizada por el Plan Integral del Pueblo Gitano, adscrito al departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familias de la Generalidad, que recoge el conjunto de políticas específicas dirigidas a la población gitana de Cataluña, por a su promoción e inclusión.
La idea que planteó la investigadora en educación, Rocío García, en su conferencia es que la oportunidad de acceder a la escuela durante los primeros años de la vida de un niño, entre los 0 y los 6 años, puede llegar a ser capital para su desarrollo a lo largo de la vida, tanto en lo referente a los procesos de aprendizaje, las competencias sociales y el bienestar físico y emocional. La clave radica en que en estos primeros años se está configurando lo que se llama arquitectura cerebral de la persona, es decir, todo el entramado de conexiones neuronales. Que si están estimuladas y cuidadas desde el inicio ayudarán al éxito escolar y personal del individuo. La educación temprana es especialmente relevante en los entornos familiares desfavorecidos, donde el grado de formación del padre y la madre sea limitado y en consecuencia el niño no esté en contacto con un lenguaje rico y diversificado. Ya que el desarrollo del lenguaje, relacionado directamente con esta conexión neuronal del cerebro y que se produce en estas edades, será clave en su capacitación para el aprendizaje.
De aquí que la doctora García presentara los resultados de algunos estudios realizados desde el campo de las neurociencias, a lo largo de los últimos cuarenta años y en muy diversos lugares, también con comunidades vulnerables y desfavorecidas. Las neurociencias tratan de entender el funcionamiento del sistema nervioso en todos los niveles de análisis, desde la biología de la neurona a la formación de las redes y circuitos neuronales, pasando por el funcionamiento global del cerebro que es la base de las funciones cognitivas y del comportamiento. Así, se concluye que es a través de los estímulos exteriores que el bebé, ya desde su primer día de vida, inicia la estructuración de su cerebro que luego será quien en gran parte regirá un montón de funciones importantes a lo largo de su vida . Se considera que únicamente un 25% de nuestras características como individuo tienen origen en la genética, el resto se configura a través de la relación con el entorno en el que estamos expuestos y esto se produce, especialmente, durante los primeros años. Explica la doctora García que a los dos años "las conexiones neuronales están a tope y hasta los seis años se encuentran en su máxima actividad". Y, añade que "en cambio, a los 14 años esta actividad se vuelve más específica y selectiva. Y, que aunque la persona es capaz de aprender a lo largo de toda la vida, no es comparable a la capacidad de los primeros años. "García planteó la necesidad de que los primeros años se pueda estar expuesto a una diversidad de estímulos e interacciones de calidad que ayuden a aprovechar mejor esta etapa que será determinante en los procesos de aprendizaje y el éxito escolar.
La otra premisa necesaria es que la educación infantil sea de calidad y de acceso universal para todos, de modo que ningún niño se quede sin la oportunidad de beneficiarse y aprovechar todo lo que le puede ofrecer. Maestros y familias deben velado por la calidad deseada y participar del proceso de aprendizaje de los niños. El psicólogo, Jerome Bruner, defiende que cualquier niño o niña, de cualquier edad se le puede enseñar cualquier materia si se sabe hacer utilizando el lenguaje y las herramientas que corresponden a cada edad. Además, del aprendizaje cognitivo, la escuela juega un papel importante en el aprendizaje de la socialización y del crecimiento en comunidad, donde hay que iniciar el establecimiento de unas relaciones basadas en la solidaridad y el respeto a los otros, en espacios de tolerancia cero a la violencia para construir sociedades tolerantes y respetuosas con la diferencia y la diversidad.
Los referentes clave son los referentes propios
En el espacio reservado a la mesa de experiencias, fue muy valiosa la exposición que hicieron padres y madres jóvenes de la transformación que ha representado en sus vidas la educación y los estudios. La situación económica familiar forzó a que muchos de ellos dejaran los estudios antes de completar el período obligatorio para contribuir a sacar adelante la familia. Todos ellos, sin embargo, una vez casados y después de la llegada de los niños han decidido a completar sus estudios y ampliar sus miras profesionales. Por una parte, ellos han tenido el ejemplo de otros jóvenes de la comunidad gitana, algunos profesores sus ahora, que han apostado por los estudios y que, salvando todas las dificultades que se han encontrado, han salido adelante formaciones profesionales y carreras universitarias que les han dado mayores oportunidades tanto laborales como personales. Esto les ha animado a ellos a hacer el esfuerzo extra que suponen los estudios cuando ya se tienen cargas familiares. Por otra parte, ellos mismos son referentes para sus propios hijos, que dentro de casa tienen el ejemplo de sus padres y madres a quien ven, marchar para ir a clase, estudiar y hacer deberes, al igual que ellos. Todos coinciden en que esta situación ha repercutido positivamente en el seno de la familia. Por un lado, como padres, desean que sus chicos estudien cuando es el tiempo de estudiar para no tener que pasar por la situación que se han encontrado ellos. Y, por otra, valoran la enseñanza y la escuela porque han entendido que son determinantes para el futuro de la persona.